Redacción de discursos
Redacción de discursos, o speechwriting
Redacción de discursos: resumen breve
Esta práctica consiste en escribir contenidos que intentan ofrecerse a la audiencia a través de un discurso, que puede ser pronunciado por la misma persona que lo redacta o por alguien más. Por ejemplo, los funcionarios públicos u otros políticos importantes contratan redactores, a los que también se les paga para que escriban discursos de bodas, funerales, conferencias de prensa, etc.
La redacción de discursos requiere grandes habilidades para la comunicación escrita y entendimiento de la comunicación verbal. En general los redactores de discursos son expertos en temas específicos y se especializan en escribir acerca de dichos temas, aunque algunos trabajan de manera más flexible.
Redacción de discursos: resumen completo
Como indica el nombre, es un trabajo escrito y producido con el fin de que se presente en un discurso. Con frecuencia, el redactor se comunica con la persona que va a dar el discurso, trata de entender el mensaje que desea transmitir y, después, escribe con esa persona en mente. Sin embargo, a veces la persona que da el discurso es la misma que lo elabora.
Algunos de los discursos más famosos de la historia, incluyendo la frase del presidente John F. Kennedy «No preguntes qué puede hacer tu país por tí…» fueron hechos por redactores profesionales. En ciertos casos, quien pronuncia el discurso no se involucra en su redacción en lo absoluto, aunque esto es poco común.
Los redactores se contratan para crear discursos debido a múltiples propósitos y eventos; por ejemplo, conferencias políticas, bodas, funerales, discursos empresariales y discursos de apertura. Los redactores de discursos se especializan en áreas específicas como la Política o trabajan para diversos clientes, por lo que se centran en una gran variedad de temas.
La naturaleza de la redacción de discursos se distingue de la mayoría de las otras formas de escritura. Después de todo, los redactores de discursos tienen que escribir palabras que serán escuchadas, no leídas ni interpretadas. Por lo tanto, en ocasiones se dice que un buen redactor de discursos es capaz de escribir en voz alta, es decir que sabe cómo van a sonar las palabras.
A menudo los redactores de discursos deben lidiar con el hecho de que el crédito de sus frases se le da a alguien más. Particularmente, esto sucede con los discursos políticos. Existen muchos servidores públicos que se reconocen por frases o discursos que en realidad fueron elaborados por redactores profesionales. La voluntad de sacrificar los méritos personales significa que la redacción de discursos se podría comparar con la escritura fantasma.
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Consejos para redactar discursos
Antes de comenzar el proceso de redactar un discurso, es importante pensar en el propósito del mismo. ¿Cuál es el tema que se va a discutir? ¿Cuál es la ocasión? ¿Qué se quiere lograr con el discurso? ¿Para qué se escribió el discurso? ¿Para persuadir a la gente? ¿Para entretenerla? ¿Para informarla? ¿Para las tres cosas?
Además es necesario investigar sobre el tema a tratar. En la buena redacción de discursos, se toma en cuenta al hablante y lo que éste quiere decir. Sin embargo, también se tiene en consideración a la audiencia y lo que ellos quieren escuchar. Básicamente esto implica cosas como incluir humor o encontrar otras formas de captar su interés. De forma más profunda, esto significa entender el nivel de conocimiento de la audiencia sobre el tema en cuestión y, luego, adecuar el lenguaje empleado en el discurso.
Por ejemplo, si vas a elaborar un discurso que un científico va a dar a un grupo de colegas, es posible incluir terminología científica y compleja, además de la jerga. No obstante, si el hablante diera su discurso al público en general, que no posee dicho conocimiento, lo mejor sería evitar la jerga e intentar hacer el discurso lo más accesible que se pueda, por medio de un lenguaje más simple.
Hay varias técnicas usadas en la redacción de discursos, pero no son tan comunes en los escritos tradicionales. Por ejemplo, la repetición es una pieza clave en los discursos porque es un recurso retórico útil que ayuda a enfatizar los puntos importantes y a mantener el interés de la audiencia. El discurso de Martin Luther King es un buen ejemplo en el que la repetición se utiliza de manera eficaz pues la frase «Yo tengo un sueño.» aparece ocho veces.
La repetición es apropiada en los discursos, pero es probable que no destaque en los escritos más convencionales ya que el lector puede revisar el texto, mientras que los oyentes de un discurso no cuentan con esa posibilidad. Debido a que la capacidad de concentración de la audiencia podría ser limitada, la repetición también ayuda a recalcar que lo que se está diciendo es importante y ha de recordarse durante el resto del discurso para que tenga sentido.
También es habitual que los redactores de discursos usen oraciones más cortas que aquéllas que aparecen en otras formas de escritura, lo cual facilita su comprensión. De hecho, eliminar las palabras innecesarias de la redacción de un discurso se considera una buena práctica, siempre y cuando no se afecte la claridad del mensaje.
La mayoría de los discursos consta de tres partes: introducción, desarrollo y cierre. Al crear un discurso, es típico hacer al menos una declaración poderosa o intrigante en la introducción, lo que anima a los oyentes a prestar atención. En el desarrollo se explican las ideas principales o el argumento central. Entonces el cierre ha de ser memorable. En él se resume el discurso o se presenta una conclusión.
Conclusión
Por medio de la redacción de discursos se intenta brindar al hablante la mejor oportunidad para hacer llegar su mensaje. Las personas buscan los servicios de los redactores de discursos porque ellos comprenden las diferencias entre un texto elaborado para ser leído y un texto creado para ser escuchado. Teniendo esto en cuenta, se dice que un buen redactor de discursos posee la habilidad de escribir en voz alta.
Existen muchas técnicas para elaborar un discurso, las cuales ayudan a que éste sea más memorable o entretenido; hacen un argumento más persuasivo o convincente y sirven para transmitir un punto con más eficacia.
En la mayoría de los casos, la redacción de discursos es un trabajo en conjunto en el que se involucran la persona que va a pronunciar el discurso y la persona que se especializa en escribirlo. No obstante, los redactores a menudo tienen que aceptar el hecho de que, al final, aquél que pronuncia el discurso recibe la mayor parte del reconocimiento por el contenido del mismo.
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