¿Persuades o asustas?
Ya lo has notado. Recibes visitas, curiosean por aquí y por allá, pero no se quedan en tu página. Hazte una pregunta: ¿soy atractivo? Pero no en el sentido físico. Por muy guapito de cara que seas, al internauta le da igual el tipo que ves cada día en el espejo. Lo que el visitante de tu página quiere es que lo seduzcas, que lo atraigas, que coquetees con él y que, finalmente, encuentre en ti lo que está buscando: un aliado o, mejor dicho, un amor para toda la vida.
Ya lo has notado. Recibes visitas, curiosean por aquí y por allá, pero no se quedan en tu página. Hazte una pregunta: ¿soy atractivo? Pero no en el sentido físico. Por muy guapito de cara que seas, al internauta le da igual el tipo que ves cada día en el espejo. Lo que el visitante de tu página quiere es que lo seduzcas, que lo atraigas, que coquetees con él y que, finalmente, encuentre en ti lo que está buscando: un aliado o, mejor dicho, un amor para toda la vida.
Gustar y seducir en la red es una de las tareas más duras que te puedes encontrar. Hay cientos de páginas, información en blogs, foros, redes sociales… Un complejo mundo de estrategias de contenidos donde textos, vídeos y fotos se entremezclan, superponen y generan lo que hoy en día conocemos como Internet.
Probablemente te habrás ocupado de que tu página sea accesible, usable, amigable,… Pero, ¿persuade? Te enfrentas cada día a usuarios más y mejor informados, por tanto, más críticos y, además, muy activos, pues esparcen por la red cientos de comentarios y opiniones. Y, créeme, la mala prensa corre como la pólvora en Internet.
Enseñar lo que haces o lo que tienes no es suficiente. Tienes que enamorar a los usuarios. ¿Pero cómo? Haz de tu web un sitio agradable, un entorno donde tú mismo pasarías horas y horas y donde puedas perder la noción del tiempo sin remordimientos. A esto se le llama persuabilidad.
La persuabilidad consiste en hablar al usuario con el corazón en la mano, en demostrar que lo conoces y que te preocupas por él. Que quieres ayudarlo. Que te importa su opinión. Porque de verdad te importa lo que piensen de ti tus visitas, y más cuando Pandas y Pingüinos andan al acecho.
Para persuadir tienes que conocer a tus visitantes, a tu target. Y para enamorar a tu público, tienes que hablarle en su idioma. Eso de escribir cartas de amor ya no se lleva, pero lo que sí está de moda es utilizar los contenidos para llamar la atención y ganar posiciones en los buscadores. Ofrécele textos interesantes, consejos, guías útiles, trucos. Desvélale secretos que queden entre tú, él… y los miles de visitantes que vengan detrás. Incluido Google. Así no solo conseguirás más visitas, sino que será el comienzo de una hermosa amistad.
Más información sobre persuabilidad aquí.
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