De entrada, seleccionar contenidos para un público concreto parece sencillo: solo hay que darle a la audiencia lo que quiere. En cierta manera, de eso se trata, pero el proceso de curación de contenidos es algo más complejo. Como si de un comisario de exposiciones se tratara, un curador de contenidos debe buscar, seleccionar, discriminar, filtrar y, finalmente, elaborar un muestra significativa que responda a los gustos y necesidades del público al que se dirige. Añadiendo, claro está, un componente de calidad, relevancia y frescura.
El complejo arte del curated content
Evidentemente, una galería y un blog son contextos totalmente diferentes, pero comparten ese detalle tan importante, el de la curación. Se trata de una técnica que, siguiendo con el símil, es todo un arte dentro del marketing de contenidos. Un arte donde le corresponde al content curator hacer llegar a su audiencia los productos que los creadores de contenidos, como auténticos artesanos del siglo XXI, elaboran para y por las marcas que han decidido buscar su hueco en el ciberespacio.
Pequeñas, mediana o grandes, las empresas saben que la mejor forma de conectar con su público es facilitarle contenido de calidad a través de sus perfiles en redes sociales, sus blogs comerciales y demás entornos digitales. Ahí entra la figura del curador de contenidos, encargado de bucear diariamente en la Red para pescar los contenidos más actuales, importantes y útiles para un público objetivo muy concreto. Un trabajo denso que tiene sus recompensas, tanto para la marca como para los usuarios.
Una empresa preocupada por la curación de contenidos proporciona una fuente que mana información limpia, fresca y en constante movimiento. Se trata, pues, de un referente donde la audiencia a la que se dirige puede cubrir sus necesidades huyendo de la infoxicación propia del ciberespacio. Una ayuda inestimable que tiene un impacto positivo en la imagen de la marca, así como en el número de followers y en el posicionamiento web. Por si fuera poco, ya que la curación implica investigar y asimilar los contenidos que funcionan para nuestra audiencia, es ideal para elaboración de los propios.
Consejos para una buena curación de contenidos
Seguir unas pautas concretas y bien definidas es de vital importancia para una curación de contenidos óptima, no solo por el resultado del proceso, sino también por la salud del curador de contenidos. Buscar información, filtrarla y compartirla puede llegar a ser un trabajo agotador, así que conviene organizarse correctamente y asegurarse de que el contenido elegido es el mejor. Está claro que el primer paso para alcanzar estos objetivos es identificar las necesidades e intereses de tu audiencia.
En este sentido, las redes sociales te pondrán las cosas bastante más fáciles, pero no tanto a la hora de dar con los contenidos adecuados. Una realidad que te forzará a realizar otro trabajo previo, añadido a la identificación del público objetivo, el de ubicar fuentes de información: grupos, listas, feeds, perfiles especializados, etc. Un buen uso de los buscadores en redes sociales, aplicando operadores booleanos, es la mejor forma de segmentar las búsquedas para encontrar las fuentes de contenidos más relevantes para tu audiencia.
En lo que concierne a las fuentes, de cuantas más dispongas, mejor. La diversidad enriquece, aunque hay que andarse con cuidado para que no se produzca un exceso de contenidos que dificulte la filtración, la cual suele realizarse revisando los contenidos uno por uno. No menos complejo es eliminar lo que resulte irrelevante o, llegado el caso, proceder a una reelaboración a partir de las partes más interesantes de los contenidos seleccionados. En este sentido, presentar el contenido tal cual, reelaborado o con un toque personal (quizá con alguna etiqueta interesante o una entradilla ingeniosa) depende de cada curador y sus circunstancias.
Herramientas que todo curador debe conocer
En cualquier caso, lo primero es organizarse como es debido, y para ello existen herramientas gratuitas muy útiles, tales como Curata y su capacidad para almacenar contenidos y organizarlos según las necesidades del curador. Es el complemento perfecto de Storify, una herramienta que guarda un registro de las búsquedas de contenidos, generando un timeline personalizable que sirve de referencia durante el proceso de organización. Todo un salvavidas cuando las jornadas de búsqueda de información se alargan.
Otra aplicación gratuita de gran utilidad es Stumbleupon, aunque algo más enfocada a la distribución del contenido previamente seleccionado. Lo bueno de esta herramienta es que, además de permitirte publicar contenido propio, te ofrece la posibilidad de encontrar contenidos por temáticas concretas. Una vez seleccionadas, la aplicación te muestra sitios relacionados donde realizar búsquedas. Pero el detalle más llamativo de Stumbleupon es que funciona como una red social; es decir, puedes involucrar a otros usuarios para que valoren las páginas y los contenidos que manejas.
El potencial analítico de esta función no es baladí, ya que puede decirte mucho sobre lo que opinan otros curadores de contenidos sobre el material que usas o, mucho mejor, facilitarte información sobre las preferencias de tu audiencia si consigues que utilicen la aplicación para valorar los sitios que visitas y los contenidos que seleccionas. Aunque, claro, para realizar este tipo de análisis siempre cuentas con las opiniones vertidas en redes sociales y las respuestas generadas.
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