Coolhunting

Coolhunting: el arte de identificar tendencias y oportunidades de negocio

Coolhunting. Suena moderno, pero es tan antiguo como “cazar tendencias”. Es un palabro que ya conocíamos a finales de la década de los 80. Se usaba a la hora de definir el arte para detectar tendencias de mercado, predecirlas o anticipar cambios en su evolución. Se trata de un trabajo que, actualmente, implica cuatro pasos clave: buscar, detectar, analizar y capitalizar.

Parece un proceso sencillo, pero tiene su miga. El coolhunting suele asociarse al sector de la moda, pero es aplicable en cualquier sector y puede usarse en múltiples fases de los procesos de marketing. Ahí reside gran parte de su complejidad, aunque es el número de variables a medir lo que convierte a los cohunters en verdaderos maestros de las tendencias. Pero, vayamos por partes. Comencemos definiendo bien qué es el coolhunting.

¿Qué es el coolhunting y para qué sirve?

Los coolhunters son profesionales que se dedican a ​detectar nuevas oportunidades de negocio en diversos sectores. Para ello, recurren a toneladas de información que proceden de multitud de ramas, siendo las sociodemográficas las más elementales. Desde esta perspectiva, el coolhunting es una herramienta potente para la adaptabilidad de las empresas, para generar estrategias que conecten la generación de nuevos productos y servicios (o la reformulación de los ya existentes) con las tendencias del momento.

¿Cómo hacer coolhunting?

Como ocurre con otras técnicas de marketing, hay muchas formas de hacer la misma cosa. El consenso, según la Universidad de Palermo, incluye cuatro etapas en el proceso de coolhunting:

• Búsqueda. El primer paso de un coolhunter siempre es observar. Ver qué se cuece en las redes, qué cambios se producen en los ánimos de los usuarios, qué dicen, qué es lo que mueve al personal… Se trata de una etapa que se puede extender al resto del proceso, redefiniendo la identificación de las tendencias como un ente vivo.
• Detección. Observando, los coolhunters descubren patrones. Estos patrones en las conductas de los usuarios esconden necesidades y motivaciones que son el corazón mismo de la información que se pretende obtener.
• Análisis. La motivación de los usuarios se pondrá bajo la lupa del coolhunter para analizar a fondo los datos obtenidos. Aquí se pueden aplicar estadísticos y herramientas de todo tipo, segmentando a placer las poblaciones en función de los sociodemográficos que interesen en cada caso.
• Capitalización. El proceso de coolhunting finaliza poniendo sobre la mesa la estrategia a seguir. Suele estar determinada por los insights definidos a partir de la identificación de las tendencias. Se supone que en este último paso, se ha detectado la tendencia y asociado a la percepción que tienen los usuarios respecto a la marca o sector que interese.

Herramientas del coolhunter

Seguramente ya hayas intuido que los coolhunters son profesionales vinculados al mundo de la información y el análisis de datos. Entre los recursos que utilizan destacan los estudios de mercado y los hilos en redes sociales. Los primeros aportan datos estadísticos concretos, mayormente técnicos. Por otro lado, las publicaciones y conversaciones en redes aportan información cualitativa, de un valor incalculable a la hora de encontrar el germen de nuevas tendencias.

Efectivamente, todo este trabajo genera cantidades ingentes de datos que no se podrían gestionar sin los avances en campos como el Big Data o la IA. La recolección, manipulación, análisis y generación de datos masivos apoyados en la inteligencia artificial permiten detectar tendencias de mercado en fases tempranas. Puede incluso facilitar la predicción de tendencias que todavía están en fases latentes.

¿Dónde es mejor hacer coolhunting?

El coolhunting se puede aplicar en cualquier sector. En principio, los cazadores de tendencias estaban asociados al mundo de la moda. Hace lustros, el coolhunter era un profesional con su libreta, apuntando datos sobre los colores, las telas y los complementos que se iban a llevar la siguiente temporada. Evidentemente, este sector sigue siendo perfecto para aplicar las artes de un buen coolhunter.

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Por extensión, el área de los complementos y la cosmética también podría incluirse en este punto. Al igual que ocurre con la moda del siglo XXI, no es tan importante predecir qué colores de pintalabios o tintes de pelo serán los más vendidos (que también), sino qué es lo que moverá a los potenciales clientes a comprar este o aquel producto, que será viral en redes, qué quieren transmitir los usuarios con su aspecto.

Puede que el sector alimentario esté más ubicado en las prácticas originales del coolhunting. Al menos en el sentido unidireccional de las ventas. En este caso, las empresas alimenticias pueden recurrir al coolhunting para prever qué alimentos serán las estrellas de las despensas según lo sanos, ecológicos y asequibles que sean. Estas son las preocupaciones básicas ahora, al menos teniendo en cuenta el discurso de influencers y nutricionistas digitales.

Coolhunting y marketing

Estos son solo algunos ejemplos de sectores donde el coolhunting funciona. Pero puedes poner un coolhunter en tu vida independientemente del sector donde trabajes. Por ejemplo, las tecnológicas hacen buen uso de los estudios predictivos de tendencias, identificando qué dispositivos prefieren los usuarios, cómo los integran en su día a día o cómo los usan para comunicarse. Por supuesto, no podemos ignorar el poder del coolhunting en manos de un buen marketero.

En Textbroker, sabemos que el coolhunting y el marketing hacen buena pareja. Identificando nuevas tendencias, podemos proyectar mensajes comerciales a más clientes potenciales. El coolhunting añade eficacia a la interacción con una audiencia mayor, sin importar las barreras físicas y temporales. El coolhunting revela cómo y cuándo dirigirnos a los usuarios de la forma más óptima. ¿Te interesa el coolhunting? ¿Quieres detectar nuevas oportunidades de negocio para tu empresa? Contáctanos.